Existen muchas formas de construir el casco de un barco, pero las dos fundamentales son los tradicionales y los modernas, cuya elección dependerá de los resultados que deseemos obtener.
Entre las maneras tradicionales la más popular en nuestras costas es la construcción a tope, en las que las tablas del forro van dispuestas canto con canto creando un casco liso.
La estanqueidad de los cascos construidos a tope se asegura mediante una operación llamada calafateado.
El otro gran sistema de construcción tradicional es el llamado a tingladillo, fácilmente reconocible porque las tablas del forro se solapan unas con otras haciendo pequeños escalones.
En ambos sistemas tradicionales las tablas están clavadas y a menudo remachadas con cobre a una red de costillas llamadas cuadernas en el interior del casco, y éstas a su vez a la quilla, la roda de proa y el codaste de popa, que conforman la espina dorsal del barco.
Estas embarcaciones tienden a abrirse cuando permanecen cierto tiempo fuera del agua y la madera se seca. Al volverlos a meter en el agua necesitan de otro pequeño periodo de adaptación hasta que la madera se hincha y el casco vuelve a ser estanco.
Siguen siendo una estupenda opción para barcos que pasan gran cantidad de tiempo en el agua y siempre que no se descuide el mantenimiento.